¿Y a quién voto yo?
(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 20 de enero de 2015 dentro de la columna Club Diógenes) De todos aquellos grandes personajes que uno ha seguido en sucesivas series vistas y revisitadas a lo largo de las últimas dos décadas, queda siempre un fondo inagotable de aprendizaje, ya sea desde la admiración, la empatía, la fascinación o el desencanto. Cuando se sale a la calle, se leen las noticias, se discute en el café mañanero o se necesita adoptar una decisión del día a día, ese recurso seriéfilo (perdón por el neologismo) brota al instante. Las series (y sus protagonistas o secundarios) son hoy el alimento que para muchos antiguos fueron los libros de sentencias, agudezas, emblemas y apotegmas. Para unas cosas nos viene bien House; Tony o Silvio Dante de Los Soprano, en los asuntos de la calle; para autoanalizarnos, el agente Dale Cooper de Twin Peaks; y si la ocasión es propicia y también la compañía, recurrimos el seductor Don Draper de Mad Men o a la elega