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De buena mañana. 20 de julio. Vendrá la muerte.

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  (De buena mañana) Vendrá la muerte... - Supongo que la perspectiva temporal, y la memoria, que se tiene de los años de la carrera universitaria varía con el paso de los años pero, de manera inevitable, con los cambios que ha sufrido la universidad española en un par de décadas. No soy pesimista sino realista: los estudios universitarios son más breves, se tiende a mucha asignatura de escasa profundización y en lo que respecta a las humanidades el valor del libro ha caído por completo. Vale: estoy juzgando desde otra edad y condenando a las pobres criaturas que ahora se empeñan en sacarse un grado. Recuerdo con especial intensidad mi segundo año de carrera en Salamanca. El primer curso, según el plan de estudios, era excesivamente light, pero en segundo hubo un salto cualitativo. De los cinco profesores de asignaturas anuales y obligatorias que tuve ese año recuerdo con especial agrado a Luis Santos Río , entonces profesor titular de Lingüística. Apasionado en sus clases, desbordante,

De buena mañana. 14 de julio. Un millón de sillas.

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  (De buena mañana) Un millón de sillas. - Hace muchos años viajé en un tren nocturno a Lisboa (no sé si eso existe ya). Te asignaban una litera, dormías si era posible y ya de buena mañana llegabas a la estación de Santa Apolonia. El motivo era un congreso de escritores titulado "La poesía y el mar". Uno de esos estertores de los viejos Ministerios de Cultura, que podían gastar y gastar. Allí estaba todo el mundo. Todos bien pagados. En el tren de ida no conocía a nadie. Cosa muy distinta, unos días después, fue el tren de vuelta donde una serie de jóvenes poetas (entonces lo era) agotamos los botellines de Oporto del coche restaurante. Era todo, en efecto, todavía de otro siglo: viajábamos aún sin internet pero con la curiosidad expandida. El caso es que tras parar el tren en la estación de Lisboa, bajé de mi coche y me dirigí a la parada de taxis para desplazarme al hotel. Coincidió aquello con una huelga de los taxistas y los pobres que andaban de servicios mínimos estab

Club Diógenes. Artículo de El Diario de Ávila.10 de julio. Ánimo pues.

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 El artículo publicado en la contra de El Diario de Ávila del 10 de julio puede leerse aquí: Ánimo pues

De buena mañana. 7 de julio. Numérica.

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  (De buena mañana) Numérica - Con intención de ir al gimnasio, me dirigí primero al garaje para sacar el coche (primer oxímoron irresoluble para los puristas: ir al gimnasio en coche o en taxi). Son los garajes sitios de paso donde hay encuentros rápidos y circunstanciales porque de lo contrario se convierten en lugares propicios para el asesinato. ¿Quién no ha temido que lo mataran en la planta semioscura de un aparcamiento? En esa penumbra me encuentro a Fuendetodos. Es un hombre amable, risueño, con el que coincido por sorpresa en lugares insospechados: me topé una vez con él bajo una tremenda tormenta en Brujas, o en un velatorio o en un punto de reciclaje. Saludó cordialmente como siempre y mi mente empezó a pensar en números: de aquí no me libro en treinta o cuarenta minutos. La conversación, o el monólogo, mejor dicho, duró, en efecto, media hora. A ratos en semioscuridad, a ratos iluminados por los fluorescentes automáticos del garaje. Yo pensaba: para que me cuente esto, mej

Club Diógenes. Artículo de El Diario de Ávila. 26 de junio. Ceca.

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Artículo publicado en la sección Club Diógenes de El Diario de Ávila el 26 de junio.   Leer aquí

De buena mañana. 15 de junio. La huida.

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  (De buena mañana) La huida - De un tiempo a esta parte solo me encuentro gente que escapa, que huye, que muta. Vinieron unos alumnos a hacer un examen tras haberse marchado a la costa: es que en Ávila no hay nada, no hay negocios, nada. Otra persona me dice que si no coge un vuelo cada quince días, se muere. Por lo visto, cosa que yo desconocía, hay webs donde pagas un dinero y dos días antes de la partida te dicen el resultado, como si fuera un ginecólogo: va a tener usted un niño o una niña. Ahora las emociones vienen en forma de viaje inesperado: este fin de semana te vas a Bucarest, o a Tallin o Malta. Es un viaje modélico para los tiempos que corren: no hay que saber nada, no hay que preparar nada y, por supuesto, no hay que leer nada. Esas guías de viajes, que antaño eran voluminosas y llenas de datos artísticos e históricos, han desaparecido de las librerías. ¿Para qué vas a querer leer algo de 400 páginas si tu destino se sabe 24 horas antes? Luego, te das un paseo por Marrak

De buena mañana. 2 de junio. En su sitio.

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  (De buena mañana) En su sitio. - La plaza de toros de Las Ventas (llenazos a diario, resultados algo pobres en este San Isidro) funciona como un reloj. Lo que acontece en el interior forma parte de una liturgia antigua. Cambian los gustos, cambian los públicos y los actuantes pero la esencia es la misma. Resulta interesante comprobar esta liturgia fuera de la plaza, en las dos horas anteriores al comienzo del festejo. Y es que el aficionado se siente integrado en el rito y ha de realizar, aunque de forma más sencilla y menos supersticiosa que los toreros, sus particulares protocolos: el encuentro en tal recodo o junto a tal escultura, el café protocolario, la tertulia. Cada cual a su hora y en su sitio. Los críticos taurinos (Lorca, de El País, Barquerito, Inés Montano, Zabala, Aguado, Amorós...) van circulando casi una hora antes de forma solitaria. Lo hacen así como si no quisieran mezclarse con el público, evitando una contaminación de la crónica subsiguiente. Puntual, a las 18.15

Club Diógenes. Artículo de El Diario de Ávila. 15 de mayo. Cultura.

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 Columna aparecida en El Diario de Ávila el miércoles 15 de mayo Leer en este enlace: Diario de Ávila

De buena mañana. 28 de abril. Hijos todos de Francisco Rico.

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(De buena mañana) Hijos todos de Francisco Rico. Cada uno es hijo de su tiempo y mi tiempo, académicamente hablando, fue el de Francisco Rico. Me temo que los actuales estudiantes de filología no acuden a aquellos excelsos y amarillentos volúmenes que dirigió el profesor Rico para la editorial Crítica: Historia y crítica de la Literatura española. En aquellos momentos internet iba a pedales y no servía de mucho. Así que estudiantes, investigadores o curiosos necesitaban unos compendios donde aparecieran las principales investigaciones y adelantos sobre la literatura de cada época. Fueron 9 volúmenes (aparecidos los últimos en mi época de estudiante en Salamanca) a los que se acompañaban unos suplementos donde se actualizaba toda la bibliografía. Para estudiar todo examen de la carrera yo empezaba siempre con uno de estos Paco Ricos (así los llamábamos). Después iba avanzando. Aunque fue catedrático de la Universidad de Barcelona (toda una pica en Flandes), tenía este docto personaje un