De buena mañana. 20 de agosto. Eléctrico.
(De buena mañana) Eléctrico. - De camino a Villamayor, a las afueras de Salamanca, veo una enorme estación eléctrica. Con toda seguridad abastece a media ciudad. Paro el coche en una vía de servicio y hago una foto. ¿Una foto de esa estructura ordenada de torretas y de cables? Claro, hay belleza en todas partes. Más allá de la valla se acerca un guardia de seguridad, un vigilante privado o la denominación que tengan. - Pocos se paran a contemplar esto. - Pues es realmente impresionante. - Me alegra que lo vea así, estamos tan acostumbrados a la electricidad que ya no la valoramos. - ¿Le sorprende a usted también? - Mucho. Si mi turno de trabajo es de noche veo unos amaneceres increíbles entre las líneas. Y si se espera hacia las nueve y media (miró el reloj para decirlo) verá qué atardeceres. - Sí, tienen pinta de ser impresionantes. ¿Y no le da miedo? - Antes sí. Nos decían que tuviéramos cuidado por los sabotajes y los atentados. Pero aquí no para nadie. - Bueno, yo he parado. - Po