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Mostrando entradas de septiembre, 2023

De buena mañana. 27 de septiembre. Anda que no renta

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(De buena mañana) Anda que no renta. - El anticipado veranillo de San Miguel, tan taurino por otra parte, nos ha traído unos días espléndidos de sol, luminosidad y alegría. Nos habíamos hecho a la idea del jersey y del Barbour y los hemos tenido que arrinconar de nuevo en favor del polo, esa prenda incandescente que uno lleva vistiendo desde que tenía quince años. Como la tarde en Salamanca era tan jubilosa, me senté en una terraza de la plaza y, fiel a mi estilo, me dediqué a escuchar conversaciones. Es una labor sociológica de altas capacidades que, por otra parte, los lectores de estos ejercicios de estilo "de buena mañana" agradecen y apoyan. Llamemos labor sociológica a lo que simplemente es un cotilleo puro y duro. Y tú eres tan cotilla como yo, y lo sabes. Me tocó ayer al lado una pareja de estudiantes. Unos veinte o veintiescasos años. Insultantes. Ella con el cometido del trabajo de fin de grado, él iniciando un máster. La universidad es ahora un ejercicio de posterg

De buena mañana. 18 de septiembre. Gordos.

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  (De buena mañana) Gordos. - Murió la semana pasada Fernando Botero. Bueno, cada día muere un famoso. Como vivimos y morimos en un tráfago y ruido incesante de redes sociales, si hoy en día muere una persona, el óbito se ve multiplicado x20. Cuando antes teníamos equipos de música, las pletinas tenían un accionador de volumen con el que podías poner cardiacos a tu familia y al vecindario. Ya fuera la quinta de Mahler o un éxito de Guns and Roses, aquello se multiplicaba x20 y la bronca era asegurada. Ahora muere un pintor, un presentador, un locutor deportivo, una cantante vulgar, un pelanas, y alguien sube el ecualizador 20 puntos y vivimos en un sin vivir (sobre todo el finado), en un no sé qué, en una pérdida irreparable. Todos eran amables, todas eran feministas avant la lettre, todos y todas iconos de una modernidad que no era tanta. Tres días de ruido y hasta el siguiente muerto. De Fernando Botero tampoco podemos decir nada malo, pues no dejó de hacerse una caricatura de sí mis

De buena mañana. 16 de septiembre. Inteligencia.

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(De buena mañana) Inteligencia. - Al llegar el primer día de septiembre a mi nuevo puesto de trabajo, y casi antes de conocer las instalaciones, pregunté por la clave del wifi . Sí, eso tan extraño que tiene ya de serie hasta la peluquería marroquí del barrio, la tienda de frutas, el hostal de la esquina, la gasolinera y hasta el kioskero. Hablo de septiembre de 2023, no de 2001, una odisea en el espacio. La conserje me miró como si hubiera pedido a las diez de la mañana una ración de boquerones en vinagre o un pulpo con gulas. - Uy, tengo que preguntarlo, pero creo que de eso no tenemos. Siguió la orden de mando el escalafón correspondiente y me fueron confirmando las primeras aserciones: - No, aquí no se ha puesto, nadie lo pide. La cosa quedó ahí, no le dieron mayor importancia como si lo solicitado fuera el capricho de un diletante o como si hubiera pedido tecnología anticipada del año 2050. El lugar de trabajo es moderno, funcional, espacioso. Con esa mezcla de los arquitectos act

De buena mañana. 11 de septiembre. Que no pida el cordero.

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(De buena mañana) Que no pida el cordero. - A la hora de la comida, a escasos metros de la Plaza Mayor de Valladolid, estaban llenas las calles de un público festivo. Bueno, al estilo pucelano, ya se sabe: familias enteras en esos días de ferias, madrileños por el mundo, pandas de treintañeros. El aceite estará por las nubes pero en días así cuesta encontrar una mesa o un hueco donde tomarte un vino. Tenía el restaurante que elegimos una carta tradicional pero de un rango de precios elevado. Es lo que tienen los días de toros: el viaje, la comida, el gin tónic, las compras... Todo eso que algunas analistas han denominado "la economía del toro": no solo es la entrada al festejo sino todos los complementos monetarios que se dejan en la ciudad correspondiente. Como el día era bonancible y no amenazaba tormenta, nos situaron en una mesa en la terraza, un poco apretados. Yo me alegré luego. En la mesa contigua acomodaron a un grupo de cuatro: un joven matrimonio con el padre de el

De buena mañana. 8 de septiembre. Viudedad.

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  De buena mañana) Viudedad. - Vivía en la parcela contigua. Una vez nos dijo que había sido de joven cantaor flamenco y que había alternado con algunos de los grandes. Después, muchos trabajos, muchos movimientos, muchas recaídas en esto y en aquello. Como de oficio era cantero y marmolista, la inhalación de polvo y partículas hizo mella en sus pulmones. Pero allí se aferraba a su pequeña parcela, regaba sus plantas, su nogal y su melocotonero. Hace poco nos dijo un familiar que una grave recaída motivó un ingreso de urgencia, una laboriosa operación y que, seguramente, ya no volvería por allí. Supongo que para alguien absolutamente bohemio y desentendido de las normas del mundo no será fácil adaptarse a los rigores de una residencia. Pero así son las cosas. Y la vejez. Tan cabrona. Ha quedado la parcela contigua solitaria, como una viuda, y ya solo tememos que alguien la desvalije o la ocupe. Porque frente a los buenismos imperantes, esto es lo que ocurre. Este señor ha vivido como l

Nuevos cursos.

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 Seguimos a partir de octubre en Fundación Ávila con los siguientes cursos: www.fundacionavila.es Atención: ha habido en esta edición algunos cambios de horario. - Horario de mañana: - Inglés básico y práctico, martes y jueves a las 10.30 - La Strada. Literatura italiana. Los martes a las 11.30 Horario de tarde: - Especialidades victorianas. Una aproximación a la literatura y sociedad victoriana. Viernes alternos de noviembre y diciembre.

De buena mañana. 6 de septiembre. Caoba.

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  (De buena mañana) Caoba. - Compré por probar una pintura caoba, densa, elegante y oscura, para pintar una puerta y, quien me ha visto y quien me ve, ya he gastado cuatro botes. No fue finalmente solo una puerta. El destino era una vieja casa que nadie ha mimado durante años. Como es tan antigua, descuidada y ruinosa, cualquier pequeño arreglo lo agradece aunque va resultando insaciable: pide más. Como un hijo caprichoso. Ahora píntame, ahora ajústame esto, arregla la gotera, ponme un mueble nuevo. He pasado el verano en estas vicisitudes. Si buscamos analogías psicológicas, a veces pienso que como soy adicto al chocolate, me ha entusiasmado meter el pincel en un líquido marrón tan espeso y desperdirgarlo con el pincel y la brocha por las vigas de madera. Umbral decía en un comienzo memorable: "Franco merienda chocolate con churros y firma sentencias de muerte". El poder hipnótico del chocolate y lo que se asemeja. Volvamos al bricolaje. Va pensando uno en el resultado olvid