De buena mañana. 16 de julio. Descanso.
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(De buena mañana) Descanso. - De visita en un hospital madrileño me pierdo en pasillos laberínticos, lustrosos e impolutos. Un aplauso a la sanidad privada. Apenas te encuentras a nadie. En las paredes hay numerosas advertencias sobre restricciones de visitas. Sería lo lógico siempre: un enfermo no está para atender parentelas. En una de las esquinas observo a un señor que con cierto desespero busca el ala de traumatología: fíjese, con el brazo en cabestrillo y esta cojera y aquí me tienen subiendo y bajando plantas. Alguna solución habrá, no creo que esté lejos, traté de calmarlo. Lo que está cerca es la muerte a este paso, me dice con ironía. En los hospitales se tiende siempre a jugar con la muerte, a mentarla, a hacerle un quiebro. Es lo único que nos salva. Lo demás, doctor, como diría Paquirri, está en sus manos. Y así terminó todo. - Hacía cinco años al menos que no iba al cine. Bien por las ya consolidadas plataformas de ocio, bien por los lúgubres tiempos de pandemia, dejé d