De buena mañana. 29 de diciembre. Dígalo dos veces.

 (De buena mañana) Dígalo dos veces.

En mi primer día de trabajo me entregaron un mono, unas botas de gruesa suela antideslizante, unos guantes de alta protección y un chaleco naranja.
- Hoy te tocará algo fácil. Vete al pasillo 28A y colocas los codos.
Como ya algunas de las disposiciones de la empresa me resultaban algo extrañas, así como sus nomenclaturas, no me creó sorpresa este mandato. Me puse en el mejor lugar del pasillo 28A y coloqué mis codos sobre una estantería metálica. Pensé que lo estaba haciendo bien pues, dada mi altura, el final de mis antebrazos se ajustaba a la perfección con el segundo nivel del estante. Pero algo no funcionaba porque, al margen de lo ridículo de mi posición, con un tío alto haciendo estiramientos en una sección de tuberías, por el pinganillo pronto me dijeron de manera reiterativa:
- Busca los codos, los codos, ahí a tu derecha.
Debía de haber un sistema de cámaras que controlaban el devenir de los enormes pasillos. Una especie de Gran Hermano. Yo miré a mi derecha y vi un gran cartel: codos de poliuretano. Alta resistencia.
Mi segunda experiencia fue con una señora que traía un montón de números en formato esto x esto. Es para una casa vieja, dijo dos veces. No sé por qué razón en este tipo de almacenes las cosas se dicen dos veces, quizá por miedo a que no se entiendan a la primera o buscando una exactitud que es imposible de cuadrar en una primera intención. Necesito ventanas de cada uno de estos tamaños. La mujer me iba diciendo medidas inverosímiles: 96x110, 78x98... Yo miraba en el catálogo e imaginaba las paredes de esa casa. Habría que realizar boquetes o dejar las ventanas al aire pues ninguna cuadraba.
- Tendríamos que hacérselas a medida, de esas dimensiones no tenemos.
- Pero son para una casa vieja, y no queremos ventanas a medida.
- Pues haga la casa nueva.
Tras una larga jornada despachando brocas, cableados irreconocibles y arreglando fallos y devoluciones, me fui hacia el vestuario.
- Lo siento, no has superado el día de prueba, me dijo el encargado. - Pasa por administración, se te abonará el día. Deja tu chaleco y las botas en la taquilla.
- Ayer durante todo el día recibí multitud de parabienes por una inocente broma que colgué en Facebook y en mi estado de WhatsApp. Los mensajes iban desde la sorpresa, la complacencia y las palabras de ánimo por mi nueva "andadura", "singladura", "recorrido". Hubo quien se sorprendió
de que fuera "a contracorriente" e incluso hubo quien me pidió entradas para la primera de las comparecencias en las que ejerciera como apoderado taurino, pues esa fue la broma. Hay una cosa clara, que siempre digo a mis alumnos: si un texto lo redactas bien, si consigues con ello la verosimilitud, has ganado una batalla. Aunque por dentro todo sea mentira. Y si es preciso, dilo dos veces. Se hará verdad por arte de la palabra.
- Hay cosas que digo varias veces pero nunca las cumplo. Al comenzar 2022 fui a la biblioteca pública y me dije: este año compraré menos libros, no tengo espacio, y tomaré prestados los que pueda. Dije lo mismo a la siguiente semana de enero. No pienso hacer una lista de lo mejor y lo peor de lo leído, porque se me olvida y me cuesta. Pero hay un dato empírico que es irrefutable, puesto que llevo en el ordenador un conteo exacto de las compras: sin contar libros de lance, regalos institucionales, catálogos o libros de ocasión, he comprado en 2022 unos 130 libros, a una media de diez libros por mes. A pesar de todo creo que es mucho más barato un libro de todo lo que puedes encontrar en un almacén de construcción y bricolaje. Por lo que cuesta un codo, me compro un libro de poesía. Pero, en cualquier caso, no hay que hacer propósitos de años nuevo y, mucho menos, decirlos dos veces. No sirve.
- Feliz año, feliz año. Diga 23.
© Texto y fotos David Ferrer, 2022.
Más cositas en web de David Ferrer




Comentarios

Otras entradas de este diario.

De buena mañana. 18 de agosto. Anís del mono.

De buena mañana. 20 de agosto. Eléctrico.

De buena mañana. 11 de agosto. El arte de no hacer nada.

De buena mañana. 20 de julio. Vendrá la muerte.

¿Qué fue mayo?

De buena mañana. 11 de octubre. Chuflas de gato.