De buena mañana. 24 de agosto. Eliminar el feísmo.
(De buena mañana) Eliminar el feísmo.
- Hace ya unos años en una de esas anodinas reuniones o claustros que se celebran periódicamente en los institutos, se me ocurrió proclamar que uno de los grandes males de la educación española es la celebración del feísmo. Comienza este en la propia estructura de los edificios escolares: debería colgarse de un puente a los arquitectos de la mayoría de colegios e institutos construidos en España desde los setenta. En un edificio feo no puede haber indagación del saber y la belleza; continúa el feísmo en los propios profesores. En las camisetas con mensaje, los vaqueros rotos como si tuvieras quince años, y a veces en una falta de higiene que alcanza lo pasmoso o lo hediondo, como diría el añorado José Luis Pérez de Arteaga. Después, el nulo gusto en la ornamentación de las clases etcétera y miles de etcéteras. Acabado mi speech, me miraron con estupor. Nadie dijo nada. En público, por supuesto.
Por lo que sé, los institutos siguen igual. Me he acordado de esta anécdota al leer en el Corriere que en Roma hay un individuo (particular, que se paga a sí mismo) que ha emprendido una batalla por la belleza de Roma, casi jugando como la película de Sorrentino. Es un antiguo grafitero que ha iniciado el camino de vuelta: cuando nadie se lo espera, con nocturnidad y alevosía, y armado por un potente utensilio que dispensa arena, se dedica a borrar los innumerables grafiti que asolan la capital italiana. Es verdaderamente un héroe este hombre.
- Hace poco, en las fiestas de Azpeitia me di un paseo por el centro de este encantador pueblo. Todo había sido poblado por pintadas, cartelones, pancartas, fotografías esquizofrénicas. De exaltación a presos, de apoyo al pueblo palestino, al saharaui, a los manteros, a los burros, a las mujeres aborteras. Una condensación del feísmo donde no se dejaba un espacio libre ni una pared sin su consigna. Azpeitia tiene 15mil habitantes pero se veían pancartas y carteles de unas 80 asociaciones locales. Lo cual quiere decir simplemente que cada asociación o colectivo tiene tres socios o que cada socio pertenece a cuatro asociaciones. En pos del feísmo y la altísima tarea de estropear un pueblo.
- En el centro de Ávila, pegadas a la muralla, nos han plantado unas horrendas calaveras mexicanas. No sé de quien ha sido la idea ni la promoción. Tampoco entiendo qué demonios quieren publicitar con ello. En la base de esas cabezotas sin piel ni vida, con colores brillantes, figura el patrocinio de una empresa funeraria. Es un sinsentido y una celebración más del feísmo. Para colmo, en esta ciudad de Ávila hemos vivido estos días unos episodios de salvajismo propio de un Western. Y no soy muy afortunado con la comparación porque en el salvaje oeste había códigos de honor muy claros. Lo vivido aquí es más propio de una tribu recóndita de caníbales. La ciudad se llenó de guardias civiles que es, desde los tiempos de Lorca, el único antídoto que asusta algo a los gitanos y a sus ancestrales maneras de vivir. Me temo que la cosa irá a más y que, cuando los dispositivos especiales se vayan, llegarán con saña las venganzas, las reyertas y las vendettas. Viven en unos edificios horrendos, rodeados de chatarra y de inmundicia. Se podría denominar a esas manzanas Villa Horribilis. No hay un solo alcalde que se atreva con la piqueta y ponga un parque con rosas y gardenias donde antes había basura, trapicheo y tiros. No lo hay. En España los alcaldes están abonados al feísmo.


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