(De buena mañana) Chuflas de gatos. - De la bronca que tuvieron Morante y Abellán en el callejón de Las Ventas ha trascendido que el primero le recriminó al ahora político "ser un chufla ". Ni el diccionario de la RAE ni otros recogen esta acepción peyorativa, y apenas se documenta la expresión "estar de chufla", "hacer chufletas". En cualquier caso, bueno, bueno no parece que te tilden de ser un chufla. Por un rato, el callejón de la casi centenaria plaza mudó en el Callejón del Gato de Valle-Inclán. - La cualidad del motejar, del insulto gracioso, altanero y casi esperpéntico ha ido declinando. Lo mismo ocurre en los centros de enseñanza y las universidades donde los alumnos parece que han perdido esa capacidad transgresora del mote que llegaba a ser mordaz sin ser vulgar ni hiriente. Ahora son más directos, más vulgares o simplemente apáticos. Andar pensando un mote ingenioso requiere muchas neuronas. A veces hay un milagro. Uno de los motes más in...
(De buena mañana) Incorruptos. - Ha visto uno muchos cuerpos incorruptos. Sin pudor expuestos a la veneración. Por eso tampoco se entiende la polémica sobre la exposición de Santa Teresa en Alba de Tormes, salvo que en los últimos años se ha creado una imagen demasiado técnica e intelectual de la escritora, lo cual no casa con que se muestre su pie izquierdo. El derecho lo he visto en Roma. En Bolonia hay gente aguardando el supuesto movimiento de Santa Catalina, la cual se expone momificada, incorrupta y sedente, como a punto de levantarse. Personas pías y devotas miran fijamente por si la santa tiene a bien mover un dedo. Mejor conservados están los restos de San Pío de Pietrelcina. Bien es cierto que es más moderno y la corrupción apenas ha hecho mella en el cuerpo. Allí me acerqué también y vi sus pies enhiestos, sus estigmas, sus barbas. Tiene más parecido el cuerpo de Santa Teresa al de Santa Catalina, si bien el primero ya sufrió desde el comienzo un martirio y una desmemb...
(De buena mañana) 3,7 kilómetros - Hago todos los días 3,7 kilómetros para ir a ver a mis padres. Me lo soltó de repente un hombrecillo que iba de pie a mi lado. La línea 2 del metro de Milán estaba repleta, como acostumbra a esas horas. Pero hay gente que necesita hablar. Y a lo largo de las dos o tres estaciones que quedaban para nuestro destino, no paró de contarme cosas. En una ciudad como Milán tampoco me pareció algo excesivo ese recorrido pero el hombre lo recalcaba con severidad. 3,7 kilómetros. Habida cuenta de la edad que aparentaba, se me hacía dudoso pensar que sus padres en realidad siguieran vivos o quizá de esa estación iría andando después al cementerio. El buen hombre, menudo, con un gorro de lana y una gran mascarilla, confesó que le daba miedo saltarse la estación, pues se incrementaría de esa manera el número de kilómetros. Los letreros luminosos del vagón anunciaron la llegada a la estación Centrale. Yo le deseé a este inquieto pasajero una "Buona giornata...
(De buena mañana) El Papa me mira a mi. - A diferencia del común de los mortales, no tengo ninguna anécdota personal con el Papa Bergoglio, ya muerto y enterrado. Esto es como los tatuajes: la minoría no tiene tatuajes y una minoría no ha estado a dos metros del Papa. Pese a la simpatía que pueda tener el personaje (amabilidad y empatía no se le niegan), las loas y comentarios en la prensa han rayado lo patético. Y aquí en el pueblo más: "el papa quería mucho a Ávila", ha dicho nuestro alcalde. Otros afirman: "nos recibió y nos hizo mucho caso" (dos minutos de audiencia). "Qué bondad en su mirada cuando nos saludó" (de paso por la plaza De San Pedro, después de saludar a quinientos". Como uno ha ido mucho a Roma (ha habido años que hasta tres veces), por fuerza tienes que coincidir con el hombre de blanco, que decía Lorca. Me pilló allí la fumata blanca de Benedicto (Media entrada en la plaza). Demasiado intelectual, troppo vero como con el retrato ...
Comentarios
Publicar un comentario