De buena mañana. 11 de octubre. Chuflas de gato.

 (De buena mañana) Chuflas de gatos.

- De la bronca que tuvieron Morante y Abellán en el callejón de Las Ventas ha trascendido que el primero le recriminó al ahora político "ser un chufla". Ni el diccionario de la RAE ni otros recogen esta acepción peyorativa, y apenas se documenta la expresión "estar de chufla", "hacer chufletas". En cualquier caso, bueno, bueno no parece que te tilden de ser un chufla. Por un rato, el callejón de la casi centenaria plaza mudó en el Callejón del Gato de Valle-Inclán.
- La cualidad del motejar, del insulto gracioso, altanero y casi esperpéntico ha ido declinando. Lo mismo ocurre en los centros de enseñanza y las universidades donde los alumnos parece que han perdido esa capacidad transgresora del mote que llegaba a ser mordaz sin ser vulgar ni hiriente. Ahora son más directos, más vulgares o simplemente apáticos. Andar pensando un mote ingenioso requiere muchas neuronas. A veces hay un milagro. Uno de los motes más ingeniosos que he escuchado sobre un profesor lo era por la enrevesada explicación que requería. Al sujeto en cuestión lo llamaban "anchoíta". A la pregunta de por qué había surgido semejante mote contestaban con gracejo: porque no sirve como alimento, porque pierde aceite y porque está metido siempre en su despacho como si fuera una lata. Nada más que decir, me quito el cráneo, que también dijo Valle.
- Uno se pone por las tardes a escribir o a pensar y se va el tiempo en cosas vanas. Los preparativos, el hacer como si haces, el esbozar, el aparejo. Es como si los pescadores del boquerón o la anchoa pasaran un buen rato desenredando, preparando cuerdas y no salieran finalmente de pesca. A veces me pongo a afilar un lápiz o cargo de tinta el émbolo de la pluma, estreno unas preciosas fichas de cartulina, ordeno unas cuartillas, mancho por aquí, escribo por allá. Al final no sale nada, pones un disco y dejas la pesca para mejores mareas, de las que saldrá, nunca se sabe, un gato, una anchoa o una chufla de andar por casa. Eso sí, el escritorio siempre está impoluto y las plumas, a diferencia de las del rey inglés, están siempre en perfecto estado de revista.
© Texto y fotos David Ferrer, 2022

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Comentarios

  1. Jo me quedo con ganas de saber quien era el profesor ese que le llamaban así

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  2. Lo de Abellán no tiene un pase y nunca mejor dicho.

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