De buena mañana. 4 de octubre. Bacterias
(De buena mañana) Bacterias.
- Me llega una publicidad por las redes sociales (una más) sobre un cursillo online de creación poética. La conocida frase del escritor y crítico Eugenio d´Ors de que en Madrid cada día "o das una conferencia o te la dan" ha mutado en nuestra modernidad en "te doy un curso online" o "te publico un libro". No eres nadie si no te autopublicas un libro. Pero lo malo es que luego, sin saberlo, sigues siendo nadie.
El anuncio de ayer era graciosísimo y, si no fuera porque luego venía su sección de inscripción y de pago, parecería un fake, una broma, un Pantomima Full. Afirma el cursillo que se enseñan algunas de las estrofas y a captar la emoción y la corriente espiritual del verso libre. Todo gira en torno a "las emociones, a la introspección, la complicidad". Total Mindfulness. Poesía y yoga, diría yo. Tantos años, tantos poetas equivocados. Pobre San Juan de la Cruz, memorizando sus propios poemas en una celda sin ninguna emotividad ni complicidad del carcelero. Este curso lo imparte una señorita cuyo currículum es ser "doctora en Microbiología y ha viajado por varios países". Resumiendo, una señora viajada, que se decía antes.
Si damos la vuelta a la tortilla, que es lo más antipoético que pueda existir, lo mismo que agarrar la sartén por el mango, estoy tentado de promocionar un curso online. Profesor de Literatura que ha viajado por muchos países imparte un curso online de microbiología. Te enseñaré a empatizar con las bacterias, pondremos en valor al bacilo de Koch y liberaremos de su negatividad a los estreptococos. Curso exclusivamente online por 100 euros al mes. Venga, ¿quién se apunta?
- No sé si las bacterias o el sol intenso del verano y la escasa lluvia han acabado con muchas plantas de las que desconozco su nombre y su genética. ¿Ven? Uno no puede saber de todo. Me gusta la belleza de las plantas salvajes, quizá por su austeridad, su falta de petulancia. Las rosas es el ejemplo máximo del postureo botánico frente a la sencillez del cardo, de la zarza y del espino. He visto unos cardos secos, ajados, abrasados. Y me ha parecido conmovedora su indolencia.
- Fui de la generación que se enganchó a un programa de televisión llamado El perro verde. Era un título precioso y un formato oscuro, pausado, silencioso. No existe nada comparable en la televisión actual ni puede haberlo. Lo presentaba una especie de dandy sureño que recordaba a Rafael de Paula o a Lord Byron. El año pasado leí un estupendo libro de Manuel Arroyo Stephens, fallecido no hace mucho, titulado Mexicana (Acantilado). De una manera divertidísima se cuenta en ese tomito las hazañas del autor para que Chavela Vargas pudiera actuar por primera vez en España, en Sevilla. No fue fácil. Por arte de magia una persona lo resolvió todo en una tarde: se llamaba Jesús Quintero. No sé qué bacteria ha acabado con la vida de este hombre, de este perro verde, pero tengo clarísimo que una de las lecciones de mi curso online sobre microbiología sería investigar la causa de que las bacterias, o los años, se lleven antes a los buenos.
Impresionante como enlazas los temas un placer leerte
ResponderEliminarExcelente David!!
ResponderEliminarNunca mejor dicho!!
Me encanta como escribes.
Saludos!!
Eva