De buena mañana. 5 de octubre. Zona de carga.
(De buena mañana) zona de carga.
- Un poco más, un poco más, decía el buen hombre. Y allí estaba yo, en una inmensa nave de materiales de construcción, atendiendo las indicaciones del señor del mono y de la carretilla elevadora. Que no, que no, acérquese más, donde pone zona de carga. A mi lado, un camión retrocedía pimpante y sin temor y el vehículo enorme, oxidado y rozado de tanto uso, se colocaba a escasos milímetros del muelle de carga. Me volví a subir al coche y fui cauteloso y lento intentando que el maletero quedara lo más cerca posible. Dele más, dele mas, que se roce. Escuchar esto me dio un sudor frío, indescriptible. Imaginé entonces que al otro lado habría un inmenso precipicio, un agujero fatal por el que caería devorado por las brasas de un inmenso volcán. Pero no, el sitio era frío, inhóspito y lleno de trastos y materiales para mí incomprensibles. Y yo con mi cautela me había quedado a menos de medio metro del llamado muelle. Venga, hombre, que no tenemos toda la mañana. La tercera apelación del operario atizó un impulso temerario y di marcha atrás casi rozando el muro. ¿Ve como es muy fácil? En el tiempo de atrás y adelante, de acercarte y no rozar, dos camiones habían hecho ya su trabajo de carga. Yo le había hecho perder no sé cuanto tiempo a un pobre hombre para cargar 20 tejas, discretas y baratas. Cuando se hubo completado la carga, subí al coche y aceleré rápido. Hacia delante siempre todo es más fácil. Hacia delante no hay peligros.
- Ayer fue primer día del curso La Strada, sobre ciudades y literatura italiana en la Fundación Ávila. Un éxito de público, quizá atraídos por una sola palabra: Italia. No sabemos si ese país va hacia atrás o hacia delante. Lo cierto es que, pese al momento actual, la invocación de cualquier aspecto de la vida y la cultura italiana crea un efecto hipnótico en nosotros. Para mí, desde luego que lo es, una especie de zona de carga segura.
- Es curioso que en este tipo de cursos predominen o dominen o llenen los asientos y las mesas las mujeres. Ocurre aquí o en cualquier institución cultural, en las exposiciones y en las conferencias. ¿Alguien lo ha estudiado sociológicamente? ¿Qué temen ellos? ¿No se atreven a acercarse a esta peligrosa zona de carga?
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