De buena mañana. 10 de diciembre. Nombres.

 (De buena mañana) Nombres.

- Ayer por un casual tuve que corregir un error mío de décadas sobre una conocida canción, basada en un texto de Lorca. Se trata de la famosa Leyenda del tiempo de Camarón de la Isla. Como al cantaor gaditano no le entendía ni el Cristo de los Gitanos de buena madrugá, yo siempre quise escuchar: "Nadie puede abrir Sevilla / en el corazón del sueño". Y lo cierto es que me parecía una letra bellísima, poco aprovechada por el turismo hispalense. Pues no. Dos décadas escuchando ese himno y ayer, gracias a la tecnología, me entero de que "nadie puede abrir semillas / en el corazón del sueño", que es, desde luego, menos entendible pero infinitamente más lorquiano. ¡Qué decepción!
- A veces transmutamos los nombres porque los conductos ocultos del cerebro, o lo que sea, tienen unos duendes lingüísticos traviesos que nos hacen preferir un sustantivo a otro. Es curioso que casi nunca nos equivocamos con los verbos ni con los adjetivos pero siempre con los nombres. Hubo un tiempo en que había en la ciudad un señor, creo que era maestro o algo así, que se llamaba Higinio. El nombre y el hombre eran feos, pero yo cada vez que lo veía lo llamaba Honorio. Adiós, Honorio; buenos días, Honorio. El minúsculo señor con bigote sonreía porque a lo mejor le daba vergüenza corregirme o porque quizá la nueva advocación le gustaba más, igual que hay quien prefiere hablar de la Milagrosa, la Purísima, la Sinpecado por no decir la Virgen. Hay gente, desde luego, que tiene cara de Anselmo, de Bernardino, de Fructuosa, de Maricarmen. No se llaman así, pero lo parecen y es lo que cuenta. Saludos a todos los Honorios y equivalentes.
- Hace poco se ha cambiado el nombre de la estación de Atocha por otro, del cual no quiero acordarme. ¿Para qué? Si seguirá siendo Atocha. ¿De donde sale el tren? de Atocha. ¿Donde para este tren? En Atocha. El alcalde de otro pueblo, y para no desmerecer en las dádivas, también le va a quitar el nombre de Lope de Vega a un auditorio. Faltaría más: Lope de Vega no era más que un mujeriego, con amantes y encima clérigo. Todo lo contrario que la otra, que era un dechado de cortesía, bienestar y benevolencia, como todos sabemos.
- (Coda) Acabo de tomar café, muy de mañana, en un cafetería plena de maderas nobles, una imitación moderna de un club inglés. No era esto lo más relevante sino el silencio. Un oasis en este país. Debería abrirse una sección en Tripadvisor donde se valore el silencio del establecimiento. Ni televisión, ni radio, ni Spotify con anuncios ni leches. Bueno sí, el café con leche era muy bueno y se oía hasta el mínimo choque del plato con la taza. Qué placer de buena mañana.
© Texto y fotos David Ferrer, 2022.
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