De buena mañana. 13 de diciembre. Compost.
(De buena mañana) Compost.
- Escribo siempre estas líneas después de escuchar a algunos de los líderes radiofónicos de la mañana. Voy alternando una emisora y otra. Pero en esta sección, que se escribe lógicamente de buena mañana, nunca figuran los mismos temas que allí se proclaman. Tampoco sabría yo aportar nada a estas minucias de la actualidad política o parlamentaria. Así que cada mañana me refugio en mí mismo y me aplico una dosis de contención o reciclaje.
Son otros los temas. Me gustan las hojas secas, caídas, mojadas, apelotonadas y al punto de putrefacción. Leí hace un poco en un periódico que las hojas otoñales se recogen y sirven para fabricar compost, una suerte de abono natural que permitirá los frutos y las flores de la primavera. Es un ciclo perfecto. Donde alguien ve decadencia, peligro y dejadez, puede apreciarse renovación y reutilización. Así estos textos. La mayoría, como hojas ya deshechas, serán inservibles, ilegibles a la mañana siguiente. De alguno sacaremos algo, aunque sea de manera involuntaria. Transmutará en poema, en artículo, en pulla o en anécdota. Nadie sabe.
- Circula por las redes un texto que se me atribuye. ¿Sería yo? Advierte la autora del blog que ese discurso fue "supuestamente escrito por David Ferrer García, escritor, poeta y profesor contemporáneo. Viniendo de otra generación...¿qué pensáis?". Así que debo de ser yo, unas hojas muertas que han devenido en compost. Parece que yo criticaba a las generaciones más jóvenes por complacientes, atolondradas y débiles. Válgame Dios. ¿Cuándo habré dicho yo eso? ¿Lo dije? ¿Lo pienso ahora? ¿O fue reciclaje?
- A veces no me contengo e invento historias. Alguien me pregunta si es verdad lo que cuento o no. El truco del prestidigitador. Puede que sí, puede que no. En cierta ocasión escribí una historia sobre un carnicero de Mercamadrid que se regodeaba en sus cuchillos y su trabajo con corderos y lechones. Me valió la reprimenda de un par de veganos que me criticaban ser complaciente en la escritura con los crímenes, demasiado reales. ¿Estuve yo en Mercamadrid presenciando el afilar de cuchillos y el rajado quirúrgico de la carne? Creo que no. Está pendiente sacar un buen relato de aquello. Puro compost.
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