De buena mañana. 18 de diciembre. ¿Te gusta el picante?
(De buena mañana) ¿Te gusta el picante?
- En 1958 unos agentes enviados por Fidel Castro secuestraron al famoso piloto Italo-argentino Juan Manuel Fangio. En 1961 Gagarin pisa la luna. En 1963, en plena guerra fría, Juan XXIII publica la encíclica Pacem in Terram. En 1973 un tal Patrick White gana el Premio Nobel de Literatura. ¿Lo habrá leído alguien?
Ninguno de los que estamos en la fotografía pudimos ser partícipes de esos acontecimientos, hoy más o menos desdibujados. Supongo que la memoria de cada persona comienza en la infancia y, sobre todo, en la adolescencia. Uno de los presentes en la imagen escuchaba después, ya en los años juveniles, con fervor a Lluís Llach; el siguiente en su adolescencia a Aguaviva; la tercera fue fan temprana de Miguel Bosé; y un último retoño vivió con el éxito sinfónico y apabullante de Amor de Hombre, tan vascos y acordados ellos.
Hay después lagunas. Son muchos años de diferencia, marcados por ausencias en distintas universidades y trayectorias vitales y personales muy diversas. Al final, como decía Dire Straits en Brothers in Arms, son hermanos de sangre. Y eso se nota.
Ayer fue Navidad. Nos reunimos los hermanos junto a mi madre en la mesa de un restaurante. Fue una comida improvisada y, por ello, cargada del verdadero espíritu de concordia de estas fechas. Lo demás, como las efemérides a las que aludía al principio son fechas "señaladas" pero que no dejan de ser un acuerdo tácito, un pacto de convivencia en una familia y en la otra. Todos iguales. Lo que debe caracterizarnos es lo distinto, lo propio, los momentos comunes, los que van surgiendo en el devenir de los días, los que no vienen marcados en el calendario. Un viaje, una fiesta, un hecho triste, un nacimiento, una comida. Las grandes fiestas son legumbres mientras que los acontecimientos no marcados son el picante de la vida.
- He comido muy bien y muy mal en Italia, supongo que como en todas partes. Pero tengo restaurantes fetiche a los que vuelvo siempre, por ejemplo, en Milán y en Roma. Hay una parte de Italia en Ávila en el restaurante La barcaccia, que dirige Efisio Bradi. Como ahora tengo mucho trabajo, viajo menos por Italia. Apenas tres veces en un año. Así que cuando me acuerdo o me entran añoranzas de tal plato de pasta, de una pizza o de un osobucco milanés, La Barcaccia está siempre mano. Y nunca falla. Y prometo que este no es un contenido patrocinado, como se declara en las redes sociales. El otro día estuvimos allí también con motivo de la cena de Navidad del curso La Strada, que dirijo para la Fundación Ávila. De nuevo un éxito. El curso y la cena, en cualquier orden.
Efisio ya no me pregunta si la pasta me gusta picante. Sobra toda consideración, dado que, por supuesto, me entusiasma. Es un nómada de la gastronomía, que ha transitado por Cerdeña, por la enigmática Turín y que recaló en Ávila. Ayer conocí a su hermano Roberto, que anda ahora entre cazuelas, pasta y fogones. Dijo que se acordaba de mí de hace la tira de años porque coincidíamos en la cafetería de la facultad de Derecho de Salamanca. È vero. Por razones femeninas e inconfesables yo frecuentaba mucho la cafetería de esa facultad. Lo que son las cosas y el picante.
- Hace muchos años se hablaba de películas y de libros picantes. Eran todos ellos infumables. Si el picante es una virtud en la gastronomía, cuando se abusa de él en la obra artística me resulta anodino y hasta indigesto. El mundo cultureta se ha dividido una vez más ante una serie como Autodefensa. Yo solo he visto el primer capítulo. Dos señoras viejas que se visten de teenagers y que tratan de "epatar" y de ser picantes. Como si desempolvas a Nadiuska y Victoria Vera. Ni más ni menos. Pero con chándal de raxeta y zapatillas fashion. Picar, lo que me pica es la conciencia por peder tiempo con ello.
- Coda. Voy a picarme un poco revisando este texto, porque luego viene mi amiga E. y me corrige unas cuantas comas, dos tildes, dos espacios y tres puntos.
Comentarios
Publicar un comentario