De buena mañana. 12 de noviembre. El bachiller está tapado.

 (De buena mañana) El Bachiller está tapado.

- Un día en Talavera de la Reina. ¿Por qué Talavera? No sé. De esos sitios que nunca son destino ni tienen protagonismo. Para los aficionados, Talavera es la plaza donde murió el más grande, José Gómez Joselito, la tarde del 16 de mayo de 1920. Tiene este torero, como Belmonte, un aura especial, de edad de plata y aún se lo recuerda en todas las plazas el día del aniversario de su trágica muerte. Ayer en Talavera era una jornada ventosa, nada propicia para torear, y me acerqué a la plaza por si estaba abierta. Las guías online dicen que debe llamarse a un teléfono para que alguien te haga la gestión. Ni por esas.
Como estamos fuera de temporada, deduzco que nadie esperaba que alguien de Ávila acudiera a Talavera para ver el sitio exacto donde Joselito fue corneado y, después, donde murió en agonía. Lo que sucedió en 1920 tras el óbito fue conmovedor: desde la foto doliente de Sánchez Mejías sobre el cadáver del torero hasta la suntuosa procesión fúnebre en su Sevilla. Pero ayer, más de un siglo después, el espíritu de Joselito estaba ausente y nadie contestaba en el teléfono de la plaza. Me gusta imaginar que aquel recinto lo cuida un anciano señor cuyo padre o cuyo abuelo estuvo presente en la fatídica tarde. O no. Las cosas son así. Compuestos y sin plaza.
- Dicen las crónicas que en la Colegiata de Talavera está enterrado el bachiller Fernando de Rojas. Me di dos vueltas al claustro buscando su tumba sin hallarla. No me quedó otra que preguntar. Pues bien: sí, allí está enterrado el autor de toda (o de parte) de La Celestina. Y sí, parece que hay una placa. Pero me tocó imaginarla, como la enfermería de la plaza. A alguien ilustre de la ciudad, o del cabildo, o del obispado, o de Cáritas, o del seminario o la catequista de turno decidió que la tumba había que taparla. Al fin y al cabo la obra de Rojas es cuestión de puterío y por casa de Celestina pasaban frailes. Dicho y hecho. Ni rastro del enterramiento por culpa de una pintura setentera, un poco a lo Lucian Freud. Me abstengo de valorarla. Háganlo ustedes mismos.
- Talavera no está bien ni mal. Sobresalían por doquier los letreros luminosos del pasado siglo. La piqueta inmobiliaria destruyó hace unas décadas lo que pudo ser una bonita ciudad con río y se ha quedado en una urbe llena de polígonos, centros comerciales y edificios de ocho plantas de ladrillo, cemento y ventanas de aluminio. El caso es mover y allanar el pasado. Por si molesta. Bueno, fue un día agradable. Moverte a sitios desconocidos nunca está de más. Comimos bien. Compramos algunas cosas. Economía circular lo llaman ahora.

© Texto y fotos David Ferrer, 2023.
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