De buena mañana. 20 de septiembre. Cómo no querer a Antonio.
(De buena mañana. Sábado 20) Cómo no querer a Antonio. - Los primeros mensajes llegaron hacia las cuatro de la tarde. Había muerto Antonio Rivero Taravillo Un hombre bueno. Un escritor total. Un voluntarioso insomne de la literatura. En la traducción, la biografía, el ensayo, la novela, la poesía. En todo. Y de tantas cosas que sabía. Ha habido una polémica reciente acerca de la inecuación entre lectura y bondad y, sin embargo, Antonio Rivero era un ejemplo perfecto de esta confluencia. Era un sabio lector, era un profundo escritor y era una persona bondadosa. Su casa y su biblioteca están en el centro de Sevilla. En la calle Habana. Y por allí he pasado muchas veces. Alguna vez me lo recriminó con su media sonrisa: tenías que haber llamado. Pero yo no quería molestar y menos en estos tiempos últimos en los que a Antonio se le quedó en las fotos una sonrisa forzada, una lucha por sobrevivir. Una de las últimas veces que nos escribimos, le dije: la próxima vez que vaya a Sevilla tomamo...
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