De buena mañana. 9 de diciembre. Deprisa, deprisa.
(De buena mañana) Deprisa, deprisa.
- Nunca he sido hábil en ninguna de las artes manuales. En el colegio, una vez, había que diseñar en cartulina un castillo y levantarlo. Uno de esos ejercicios sádicos y perversos con el que se castiga a los niños. Era condición obligatoria que se presentara erguido, con sus almenas, su foso, su puente. Yo dibujaba en un folio algo que luego no había manera de poner en práctica. Como el diseño de una falla valenciana imposible. Paseando por la ciudad vi que un kiosko vendía una maqueta de un castillo: recio, ideal, imposible. Con los ahorros compré la maqueta y le dije a mi padre que me la hiciera. Se pasó el hombre toda la tarde. Para que no se viera que era un producto de imprenta pegué después unas cartulinas y unos dibujos mal hechos por encima. Daba el pego. El interior era perfecto y el exterior pasaba por el producto de un poco hábil niño de nueve años. Como en aquella época me gustaba mucho la historia, pinté unos escudos de armas y una inscripción en latín que no venía a cuento. El profesor lo miró detenidamente. Yo imaginaba que descubriría el engaño. El resto de la clase me miraba con envidia. Por supuesto fue el mejor castillo. Desde luego el más tramposo. Y el de mejor nota. Desde entonces aprendí que la simulación es la mejor de las armas. Y nada pasa por hacer las cosas deprisa.
- Cada año por estas fechas llega la perezosa tarea de "armar el belén". Tengo de belenista lo mismo que de ajedrecista y de bombero. La ventaja de haber ido acumulando libros en casa radica en que cada vez hay menos espacio para un posible belén. Hay recortes cada año, devaluación del presupuesto y ya solo queda espacio para el misterio. Saco cada año rápidamente las figuras de la caja. Arranco un trozo de cartón, un poco de musgo falso, algo de arena y las figuras van en la misma disposición que hace veinte años. Después, unos angelotes barrocos, un poco de luz led y la cosa queda simulada. Hecha deprisa, pero con la apariencia de haber estado horas. El proceso de retirada el 6 de enero dura casi lo mismo.
- Alguien debía decirle al Papa de Roma que con estas cosas no se juegan. Poner al Niño sobre un pañuelo palestino es una bobada que quedará en su pobre historia. Por menos Dante lo hubiera puesto en el Infierno.
- Ha pasado ya la semana de los descartes. La felicitación navideña que ya está en la imprenta de Venecia. Elegir cada año una imagen y escribir el texto. Esperar que llegue el paquete. Enviarla. En los descartes de fotografías han quedado algunas de mi reciente viaje a Italia. Las muestro debajo. Eran bonitas pero les faltaba algo. Y no me inspiraban.
- Por San Ambrosio el Panettone en esta casa. Es probablemente el día más feliz del año.
Texto y fotos © David Ferrer.
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