De buena mañana. 27 de marzo. Libreros bobos.
(De buena mañana). Libreros bobos.
- Veo en Facebook que muchas librerías se apuntan al juego de censurar un libro. Ser librero no es ser un referente cultural ni intelectual. Hay libreros muy sabios, como los hay idiotas. Y me he encontrado unos cuantos. Y además en esto de las censuras todo es variable: unos bobos proponen que se prohíba la película Tardes de soledad; otros bobos que se prohiba este bodrio sobre un asesino confeso; los abobobos cristianos que se prohiba tal espectáculo porque ofende no sé qué; al mismo tiempo unos bobos salen en defensa de otro libro o de otra película simplemente porque ofende a los bobos contrarios. Como dije ayer en el artículo, no tengo la más mínima intención de comprar ni leer el famoso libro pero debe estar en las librerías, aunque no lo compre nadie. Y si es así, no pasará nada: será carne de trituradora, como tantos libros cada día. Aquí más:
https://www.diariodeavila.es/opinion/z102fbf07-e457-9ef7-1857df0cd377e90c/202503/escribir-matar
- Desde hace años decidí no tener librería propia. Las nuevas librerías, me gustan poco y de las viejas con fondo y polvo quedan pocas. De vez en cuando algún lector progre y bobo pega un respingo y echa pestes cuando le digo que compro la mayoría de los libros (de la poesía al ensayo, de la novela a la historia...) en El Corte Inglés, que es precisamente donde compré mi primer libro adulto hace ya varias décadas. Allí no me cuestionan ni me sugieren. Simplemente me dan lo que busco. Tampoco soy bibliófilo o buscador de joyas antiguas, aunque de vez en cuando me doy mis caprichos. Entré en una vieja librería cerca de St Pancras. Era temprano pero el propietario ya había dispuesto algunas cajas en la puerta a la puerta. Con cierto temor abrí la puerta y me recibió un señor de edad indefinida que era el doble perfecto de Javier Marías. Exacto. Tenía esa elegancia algo añeja y pasada de muchos ingleses donde no faltan algunas salpicaduras de té en la americana y ese rostro algo viscoso, de comisuras trabajadas por el whisky, de quien igual te vende un manuscrito desconocido o una colección de perversiones. Como es una zona solitaria, el hombre fue algo reacio a mi visita pero me invitó después a pasear la vista por los anaqueles. Mi ojo se clavó en una rara edición de los años veinte, de la cual apenas se conservan ejemplares. Supuse que era un libro cebo puesto que al librero se le pusieron los ojos como platos y decidió inmediatamente, como aquel personaje del Evangelío, que era digno de su casa y de su palabra. Y así fue. Empezamos una conversación sobre ese extraño ejemplar, algo caro para mi gusto, y le pregunté acerca de cierto autor extraño de finales del XIX. Bajó al sótano, al cual no me permitió descender pues seguro que allí habría tres cadáveres de niños y el fantasma de la abuela, y subió a los quince minutos con un precioso ejemplar de 1880 que, por supuesto, adquirí. Lo limpió con el pañuelo de la americana y me lo envolvió con un papel amarillento de periódico (de 1987 para ser exactos). Me despedí amablemente de esta reencarnación de Javier Marías. Es posible que cuando vuelva en un próximo viaje a Londres este espectro haya desaparecido o la tienda haya cerrado porque allí se cometieron no sé qué crímenes horrendos.
- Cierra una cafetería de toda la vida en Ávila. Esta semana misma pensé dedicarle un artículo en El Diario y al final me decidí por el tema del libro bobo. Una lástima. Aún estoy a tiempo. Como España va convirtiéndose en un gastrobar o en un espacio para bobos ilustrados al estilo Malasaña, va desapareciendo el modelo de cafetería setentera: aquella en la que solo hay un tipo de café y hay olor a churros y tostadas. Sin aguacates ni semillas de lino. La bobificación de España va en consonancia con la desaparición de estos templos ancestrales y su progresiva sustitución por locales de autor, modernos pero que son iguales aquí, en Bagkok, en Camdem o en Hortaleza. Sólo hay algo común en estos nuevos espacios de café de variedades y de música relajante: a mayor número de locales, mayor número de bobos y viceversa. Bobos todos.
© Texto y fotos David Ferrer, 2025.
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