De buena mañana. 24 de mayo. Incorruptos.
(De buena mañana) Incorruptos.
- Ha visto uno muchos cuerpos incorruptos. Sin pudor expuestos a la veneración. Por eso tampoco se entiende la polémica sobre la exposición de Santa Teresa en Alba de Tormes, salvo que en los últimos años se ha creado una imagen demasiado técnica e intelectual de la escritora, lo cual no casa con que se muestre su pie izquierdo. El derecho lo he visto en Roma.
En Bolonia hay gente aguardando el supuesto movimiento de Santa Catalina, la cual se expone momificada, incorrupta y sedente, como a punto de levantarse. Personas pías y devotas miran fijamente por si la santa tiene a bien mover un dedo. Mejor conservados están los restos de San Pío de Pietrelcina. Bien es cierto que es más moderno y la corrupción apenas ha hecho mella en el cuerpo. Allí me acerqué también y vi sus pies enhiestos, sus estigmas, sus barbas. Tiene más parecido el cuerpo de Santa Teresa al de Santa Catalina, si bien el primero ya sufrió desde el comienzo un martirio y una desmembración desmesurada. (Algunos de estos datos los cuento en mi libro Ávila y la literatura del Barroco).
No había mucha gente en Alba, aunque supongo que mucho más de lo que cabría esperar un día normal sin exposición de un cuerpo. Ha habido mucha polémica sobrevenida estos días sobre el sí y sobre el no. Ya saben, ahora todo se comenta, y como todo el mundo tiene opinión, la dicen. Antes las opiniones eran más pudorosas. Hubiera dado lo mismo no exponer a Santa Teresa pero tampoco, a la vista de otros ejemplos, ha pasado nada por hacerlo. Mayores perrerías se hicieron con su cuerpo en tiempos antiguos, y más recios.
Cuando me iba de Alba, me acordé primero del maldito Duque. Pero también del esperpéntico episodio de la llegada al pueblo del falso papa Clemente, el del Palmar. Eso sí que da para una novela divertida y castiza. Hasta la Guardia Civil tuvo que afanarse para protegerlo. Ahí lo dejo.
- Una camarera farfulla todo el rato. Tiene el restaurante lleno. Supongo que algo así no se había visto en Alba ni con la llegada del papa. Me estoy acordando de Santa Teresa todo el día, decía mientras servía allí unos garbanzos, acá un san Jacobo. Este plato patrio ha ido decayendo en los menús en favor de una invención absurda alentada por las redes y que se conoce como "cachopo", que no es más que un sanjacobo bestia. Desconozco porque se atribuyó a este santo este prodigio empanado. Ya ven: si se le hubiera llamada "suela de Santa Teresa" se habría considerado sacrilegio, ofensa. Pero mucha gente desconoce que San Jacobo es en realidad Santiago Apóstol. Matamoros. Supongo que por eso va relleno de jamón, de cerdo.
- Lo bonito de los pueblos es la congelación de los momentos: las tiendas, los escaparates y los rótulos de los sesenta, setenta y los ochenta conservados como entonces. Como la Unión Europea se gasta millones al año en los fondos FEDER, esos que sirven para financiar a una asociación feminista de salvadoras de las iguanas femeninas, no estaría mal dedicar algún dinerillo a conservar rótulos, carteles, decoraciones de esas décadas. Ayer en Alba vi algunos prodigiosos.
© Texto y fotos David Ferrer, 2025.
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