De buena mañana. 21 de mayo. Ser mesa, ser vaca, ser ceniza.

 (De buena mañana) Ser mesa, ser vaca, ser ceniza.

- Como era el más joven de los congregados, me tocó ser presidente de la mesa de votaciones. Ser joven a estas alturas no es un privilegio sino la simple constatación numérica de que los allí congregados eran unos pocos o muchos años mayor que yo. Como nunca me ha tocado participar en una mesa electoral, y esta en definitiva era sobre algo querido y estimado, las elecciones de Alumni, la asociación de antiguos alumnos de la Universidad de Salamanca, acepté el reto con fervor y diligencia. En menos de una hora finiquitamos las votaciones, los recuentos y las actas ante la mirada agradecida de los presentes, la mayoría por encima de los sesenta, y que me agradecieron por ese día ser un poquito más joven. Y ser mesa por un rato.
- Cuando salí de este trámite, las calles del centro estaban llenas de una turba extraña. Grupúsculos jóvenes o ya no tan jóvenes que patrullaban vestidos de policías, de enfermeras pornográficas o de vacas. Uno hace lo que elige y elige lo que hace. Estos mamarrachos de la neourbanidad que pueblan cada fin de semana ciudades como Salamanca en algo que se denomina despedidas de soltero o de soltera, harían bien en hacer honor a su disfraz: si se transmutan en vaca, sería lógico celebrar sus ritos en un prado o un establo. Y mugir. pasarse la noche al raso y ser ordeñadas (con perdón) como en aquel verso de Dámaso Alonso: fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Son vacas.
Estabulados, por otra parte, estaban los partidos políticos en la plaza del Liceo. Como está la gente un poco harta, y estas elecciones van a ser las más anodinas de la historia, habían emplazado a los diferentes partidos bajo unas carpas con la única distinción de los colores: el azul, el naranja, el rojo, el morado... Lo cierto es que no se acercaban ni los perros. Tal vez si hubieran hecho una competición de ladridos o mugidos (¿qué partido muge mejor?) a lo mejor habrían logrado la atención de las vacas solteronas que celebraban la llegada de sus nupcias. Mugir es un acto electoral.
- Hubo un escritor, sin embargo, que quiso ser ceniza, llamarada, volcán. Leí con mucho fervor a Martin Amis, que falleció ayer, como también me hice fan de su amigo Christopher Hitchens. London Fields o Campos de Londres fue mi guía hace unos años de aquellos territorios inexplorados al este de Londres y que hoy se han llenado de puestecitos veganos y cervecerías de diseño. Y bed and breakfast con encanto. Pero el Londres de Amis y de Hitchens era algo más sórdido, más gris y más atribulado. Sospecho que no le gustaría esta deriva de Londres. Pero el infierno es hoy una maravillosa kermesse literaria donde los dos buenos amigos están diciendo palabrotas y riéndose del mundo que ya han abandonado.
- Si alguien lee estas líneas, le recuerdo que aún quedan algunos puestos libres para la cena literaria que tendremos con Luis Antonio de Villena en Ávila el martes 30 de mayo. No sé si arderemos en el infierno los presentes, pero lo pasaremos bien y cenaremos mejor.

© Texto y fotos David Ferrer.
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