De buena mañana. 11 de enero. Envidia. Muy sana.
(De buena mañana) Envidia. Muy sana.
- A veces como lector sientes envidia. Y no mala. Muy sana. Convincente, generosa y necesaria. Ocurre esta circunstancia esas pocas veces en las que dices: ¡cómo me hubiera gustado escribir ese libro! Lo ha publicado el poeta Vicente Valero. Y se llama El tiempo de los lirios (editorial Periférica). Habla de un viaje que el propio autor hizo por la región italiana de la Umbría: Asís, Gubbio, Perugia, Spoleto... Hice ese viaje, parecido (no hay dos viajes iguales) también hace unos años. Y las sensaciones de la lectura han sido tan placenteras como si de nuevo hubiera recorrido aquellas callejas y ciudades escarpadas. Y piensas: también yo debería haberlo escrito. Pero lo ha hecho otro. Te ha ahorrado el trabajo y has disfrutado leyéndolo.
- En ocasiones lees algo con una idea en mente y luego resulta ser algo distinto. Nos hemos metido entre pecho y espalda (es un decir) más de 400 poemas para el ya consolidado Premio Jaime Gil de Biedma, que organiza en honor del poeta el Ayuntamiento Nava de la Asunción. Un logro, un éxito. No todo el mundo lo sabe, pero allí pasó Gil de Biedma algunos de sus momentos más felices y allí quiso que reposaran sus cenizas. Este pueblo grande y cordial le hace un homenaje en varias ocasiones del año.
Pues eso, nos hemos leído más de 400 poemas. Muchos imposibles pero unos cuantos meritorios. De los que quedaron para la última selección, destacó pronto uno que parecía escrito por una mujer. Fundamentalmente es un estupendo poema, digno del premio, pero a los miembros del jurado nos hizo especial ilusión que fuera obra de una autora. Sí. Hay miedo en todos los ámbitos a excluir y que te acusen de ello. Pero la jugada nos salió rana: al abrir la plica, como solemos, en el acto público del 8 de enero, resultó ser autor y no autora. ¿Es malo? ¿Fraude? En absoluto. El poema sigue siendo perfecto. Simplemente nos hemos dejado llevar por ciertas corrientes que nos invaden. El autor José Manuel Begines es de Sevilla y puede estar orgulloso de su obra y de su premio. Lo demás son anécdotas.
- Pasé la mañana ayer entre libros en la Biblioteca de Filología de la Universidad de Salamanca, para realizar unas pesquisas e investigaciones. Las mesas llenas de veinteañeras, sobre todo, con sus portátiles y apuntes. Es la época temible de los exámenes. Subía yo la escalera con seis libros y me miraron raro. Observé que nadie tenía un libro entre sus manos. Es una facultad de Filología. Amantes, en teoría, de los libros. Estuches, rotuladores, post its de variado color y tamaño. Sin libros. Una biblioteca. Me dio que pensar un rato. Ahí lo dejo. No me dieron envidia. Feliz es uno de no tener que volver a los apuntes.
© Texto y fotos David Ferrer, 2025.
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