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¿Y a quién voto yo?

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(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 20 de enero de 2015 dentro de la columna Club Diógenes) De todos aquellos grandes personajes que uno ha seguido en sucesivas series vistas y revisitadas a lo largo de las últimas dos décadas, queda siempre un fondo inagotable de aprendizaje, ya sea desde la admiración, la empatía, la fascinación o el desencanto. Cuando se sale a la calle, se leen las noticias, se discute en el café mañanero o se necesita adoptar una decisión del día a día, ese recurso seriéfilo (perdón por el neologismo) brota al instante. Las series (y sus protagonistas o secundarios) son hoy el alimento que para muchos antiguos fueron los libros de sentencias, agudezas, emblemas y apotegmas. Para unas cosas nos viene bien House; Tony o Silvio Dante de Los Soprano, en los asuntos de la calle; para autoanalizarnos, el agente Dale Cooper de Twin Peaks; y si la ocasión es propicia y también la compañía, recurrimos el seductor Don Draper de Mad Men o a la elega...

Los pequeños naufragios

(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 23 de diciembre de 2014 dentro de la columna Club Diógenes) Hasta hace muy poco tiempo tenía la costumbre de escribir un sentido poema y enmarcarlo dentro de una felicitación personal diseñada a tal efecto para que, antes de que llegaran estos días navideños, lo recibiera la gente que yo consideraba cercana. Aprendí este pequeño detalle que llevaba, sin embargo, un laborioso trabajo previo, de mi maestro Jacinto Herrero (cuánto se echa de menos su felicitación pulcra de versos medidos y sinceros). Poco a poco, en mi caso, se iban reduciendo los destinatarios: por circunstancias o desavenencias de la vida, en algunos casos, pero sobre todo por culpa de un general desinterés hacia toda labor intelectual, emotiva o personalizada que se ha visto agravado por una especie de divinización boba de la comunicación tecnológica: tan útil para unas cosas, tan superficial para otras. Me molestaba (y lo sigue haciendo) la falta de cortesía por p...

Blandir la espada

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(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 25 de noviembre de 2014 dentro de la columna Club Diógenes) Un mediodía caluroso del mes de Agosto de 2008 casi dos millones de espectadores contuvieron la respiración, apretaron con nerviosismo los dedos y abrieron como platos los ojos hasta que el madrileño José Luis Abajo, apodado como Pirri, consiguió tras gran esfuerzo la primera medalla olímpica de la esgrima española. Es posible que muchos de esos espectadores siguieran la proeza por el mero entretenimiento casi vespertino o por la sana deportividad patriótica que es inherente a unos juegos olímpicos. Y es igualmente razonable que muchos no volvieran a ocuparse de un deporte, como es la esgrima, que rezuma elegancia, espíritu olímpico, finura, táctica y caballerosidad (si es que hoy en día el feminismo lingüístico nos permite usar este sustantivo). Si allí se quedaron estos espectadores y no volvieron a interesarse por las competiciones de sable, espada o florete, no podre...

No sorprende

(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 27 de octubre de 2014 dentro de la columna Club Diógenes) No, desde luego que no puede habernos sorprendido el caso de este muchacho ambicioso e impostor. Ya sabéis, apreciado don Pablos, de quién hablo pues es innecesario consignar en estos papeles una vez más su nombre. A la publicación de este texto será, tal vez, un asunto de agua pasada: como igual de desvaídos se nos antojan ya otros casos e historias de granujas. Qué poco dura la fama, como leve es la sombra de la soga en quien delito comete. Así somos de veloces en el reino. Es imposible, pues, dadas las circunstancias, mostrar el más mínimo y leve gesto de estupor, de vergüenza; cuán inútil mirarse el puño en un grandilocuente gesto de incomodo. Por supuesto que no. Hemos vivido tales hazañas en tantas ocasiones previas que resulta redundante y repetitivo cualquier sonrojo. Éramos muy jóvenes, lo sabemos, cuando don Pablos, vuestra merced, se pavoneaba gallardo por el pa...

Todo lo que hay

(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 17 de junio de 2014 dentro de la columna Club Diógenes) Si tomáramos nota de manera esquemática de cada una de nuestras acciones cotidianas, el balance, una vez leído, se situaría entre lo descorazonador y lo irrelevante. Anotaríamos las pequeñas compras, los saludos habituales u ocasionales, la alternancia necesaria entre la rutina, el aburrimiento y la euforia. En fin, y como ya se sabe, la vida es el conjunto de todo aquello que reivindicamos dentro de la armonía, la búsqueda y la necesidad vital, por lo que, aunque denostado, el hastío resulta siempre más que beneficioso. Nos aburrimos para vivir mejor, para remedar esa situación y sacarle el jugo a esa novela no escrita ni conclusa que es la vida. Existe, por ello, la tentación de falsear las apariencias: hay vidas irrelevantes, como las hay fastuosas, del mismo modo que existe gente que te muestra la parte por el todo, mostrando tan sólo lo bueno, para ocultar lo gris ...

El aburrimiento proclamado

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(Artículo publicado en El Diario de Ávila el martes 20 de mayo de 2014 dentro de la columna Club Diógenes) Me introduje en Twitter como quien, entre avergonzado y curioso, se asoma al salón de una casa por una ventana entreabierta. Eché un vistazo rápido, observé las costumbres de los inquilinos y, como comprobé al instante que no había nada interesante que admirar o que robar, me fui sin mediar palabra. En el escaso tiempo que permanecí en la mencionada red me dio tiempo a leer unos pocos comentarios que divulgaban algunos de mis conocidos (los reproduzco aquí con cierto pudor, por si se dan por aludidos): “Jo, vaya frío que hace hoy”, decía una señorita. “Si el aburrimiento es una enfermedad yo estoy muy grave”, proclamaba otro. Esperé un tiempo a lo largo del día por si aparecía algo de mayor calado o que, al menos, me obligara a esbozar una mínima sonrisa. Se ve, sin embargo, que mi deformación literaria me hace siempre esperar grandes cosas de los lugares nimios, que estamo...

Y llorar, y llorar

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Nos llegan noticias procedentes de la pequeña ciudad acerca de un congresillo (al estilo de la academia del Parnaso que parodiara Cervantes) en el que se han reunido una serie de trabajadores que, además, escriben. Alguno, según refieren las crónicas, lo ha dicho de tal manera, que, sin pulir, toma un cariz ciertamente salvaje: "bastante tenemos con nuestros trabajos como para poder centrarnos en la escritura". Atención al dato, como dicen los comentaristas deportivos. Respecto a la escritura, no hay nada malo en hacerlo: escribir es algo que recomendamos fervientemente a los alumnos, ya sea como manera de mejorar la comunicación, como preparación para el futuro y organización de la mente, como contrapunto necesario para la lectura o, simplemente, como entretenimiento placentero. Así que escribir puede hacerlo cualquiera, y resulta, por ello, tan sano como hacer sudokus.  Ahora bien, exponerse en un congresillo provinciano para llorar y llorar (como en el ...

El día del libro y usted

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(Este artículo fue publicado en El Diario de Ávila en la sección Club Diógenes el 22 de abril de 2014) Cuando lea usted estas l í neas, estaremos a punto de iniciar una nueva conmemoraci ó n del D í a del Libro: puede que se hable de Cervantes, de Shakespeare, de Garc í a M á rquez o que aparezcan en la televisi ó n algunos rostros m á s o menos conocidos firmando alguno de sus libros.   Cabe la posibilidad de que usted no se acuerde de todo ello. Y es posible que usted no lea este art í culo, pues habitualmente se salta cualquier referencia que lleve la marca cultura, quiz á porque nadie se ha preocupado de explicarle que deber í a ser uno de los pilares de esa llamada marca Espa ñ a. Puede que ni siquiera llegue a la ubicaci ó n exacta de este art í culo porque s ó lo se publica en papel y a usted alguien le ha convencido de que todo lo que no venga en una pantalla es tan antiguo y tan at á vico como pedirse a media tarde un c ó ctel old fashioned . ...

Andrés Trapiello

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(Este artículo fue publicado en El Diario de Ávila en la sección Club Diógenes el 25 de marzo de 2014) Paseaba AT por una de las calles de Ávila. Cuando esto ocurre, es decir, cuando se  camina al lado de uno de su estirpe (digámoslo así), las cosas ya no son las mismas ni las piernas son más relevantes que los ojos. De este modo, el paseo por las calles de siempre, con el amigo habitual, con el conocido o con la familia no se asemeja ni de lejos al que se realiza con el escritor del apunte irónico y la memoria trabajada. Se camina con él como se haría al lado de Azorín o de Baroja, para quienes la realidad circundante es casi piedra que deba desbrozarse para allanar la letra. Así pues, sabiendo cómo es nuestro AT, éramos conscientes de que cualquier detalle podría quedar anotado en uno de sus diarios (y publicarse años después con su habitual demora). Apareció, en efecto, tal visita en el diario correspondiente, con un leve y divertido apunte en el que ironizaba acerca de a...

La ciudad...y los buitres

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(Este artículo fue publicado en El Diario de Ávila en la sección Club Diógenes el 24 de febrero de 2014) Al margen de una dispersa serie de artefactos escultóricos (algunos menos feos que otros), no tienen las calles de esta ciudad una buena muestra de ingenio independiente. La mayor parte de las pintadas no son más que sucedáneos ínfimos de gamberrismo nocturno, aunque en este aspecto no se apartan mucho del destructivismo oficial que han perpetrado en algunas zonas y al alimón los políticos, los constructores y los arquitectos. ¿Por qué será que esta combinación es siempre tóxica ya sea en la vida real como en las series? Quizá todo se basa en la constatación de la derrota creativa que cae a partes iguales en las filas de lo oficial y en las de la pasividad ciudadana.  Tal vez, por ello,  Ávila es uno de esos lugares destacados en ese archivo de la destrucción, una impagable memoria online de la burbuja y la inutilidad titulada Nación Rotonda. Esta web, ideada de ma...